Panorama nacional de incendios en España y el papel clave de la prevención doméstica. Radiografía actual de los incendios y explosiones en España.
El balance anual de incendios y explosiones en España durante 2024 deja una fotografía clara, rigurosa y preocupante, aunque con signos de leve mejora respecto al ejercicio anterior. A lo largo del año se contabilizaron 234 víctimas mortales, lo que supone un descenso cercano al 6 % en comparación con el máximo histórico registrado en 2023. Este comportamiento confirma una tendencia de estabilización, pero también evidencia que el riesgo sigue siendo elevado en el ámbito doméstico, especialmente en determinados perfiles y contextos sociales.
Resulta especialmente significativo que Melilla y Ceuta no registraran ningún fallecimiento, consolidándose como las únicas regiones sin víctimas mortales por incendios en todo el territorio nacional. Este dato refuerza la idea de que la prevención, la configuración urbana y la concienciación ciudadana pueden marcar diferencias sustanciales en términos de seguridad.
Incendios en viviendas: el espacio más vulnerable
El análisis pormenorizado de los datos muestra que las viviendas continúan siendo el escenario más peligroso, concentrando cerca del 74 % de los fallecimientos. En estos entornos, el salón emerge como el espacio donde se producen más siniestros mortales, seguido de dormitorios y zonas comunes. La franja horaria nocturna, comprendida entre las 20:00 y las 8:00, concentra más de un tercio de las muertes, un hecho que subraya la importancia de contar con sistemas de alerta temprana y medios de extinción accesibles.
En este contexto, el uso adecuado de un extintor tipo abc se posiciona como una herramienta esencial en la lucha inicial contra el fuego, ya que permite actuar frente a incendios de origen sólido, líquido o gaseoso, los más habituales en el entorno residencial. Su correcta ubicación y mantenimiento pueden marcar la diferencia entre un conato controlado y una tragedia irreversible.
Factores sociales y el impacto de los sucesos domésticos
Los sucesos relacionados con incendios no afectan por igual a toda la población. Los datos indican que vivir solo multiplica casi por cinco el riesgo de fallecer, una realidad especialmente acusada en personas mayores. El grupo de edad superior a los 64 años representa casi el 46 % de las víctimas, lo que evidencia una vulnerabilidad estructural asociada a la movilidad reducida, la dependencia energética y la exposición prolongada en el hogar.
Además, los meses más fríos del año, como diciembre y febrero, concentran el mayor número de fallecimientos. El uso intensivo de sistemas de calefacción, estufas, braseros y dispositivos eléctricos incrementa la probabilidad de incidentes, especialmente cuando se combinan con instalaciones antiguas o sobrecargas en la red doméstica.
El extintor para casa como elemento estratégico de protección
Disponer de un extintor para casa ya no debe considerarse una opción secundaria, sino una medida básica de autoprotección. La mayoría de los incendios analizados tuvieron su origen en fallos eléctricos, responsables de más del 40 % de los fallecimientos, seguidos por aparatos generadores de calor y descuidos relacionados con el hábito de fumar.
Un extintor doméstico, correctamente homologado y revisado, permite una intervención rápida en los primeros segundos del incendio, cuando todavía es posible controlar las llamas sin poner en riesgo la integridad de las personas. La clave no reside solo en su presencia, sino en la formación mínima para su uso y en su accesibilidad real dentro de la vivienda.
Causas principales y mecanismos de fallecimiento
La investigación identifica como principal causa de muerte la inhalación de humo y gases tóxicos, responsable de casi siete de cada diez fallecimientos. Las quemaduras ocupan el segundo lugar, seguidas de traumatismos y afecciones cardiacas derivadas del estrés extremo de la situación. Estos datos refuerzan la necesidad de combinar medidas de extinción con sistemas de detección temprana que alerten antes de que ocurran sucesos como este.
La acumulación de materiales combustibles, el uso de mobiliario inadecuado y la falta de revisiones eléctricas periódicas incrementan la carga de fuego en los hogares. Balcones y terrazas, a menudo olvidados en los planes de prevención, también juegan un papel relevante en la propagación vertical de las llamas.
Distribución territorial de las víctimas por incendios
Desde un punto de vista geográfico, Andalucía lidera el número absoluto de fallecimientos, con casi una cuarta parte del total nacional. Le siguen la Comunidad Valenciana y Aragón, configurando un mapa de riesgo que no siempre se corresponde con la densidad de población, sino con factores estructurales y socioeconómicos.
Cuando se analiza el índice de fallecidos por millón de habitantes, Aragón se sitúa como la comunidad más afectada, seguida de La Rioja y la Comunidad Valenciana. Este enfoque permite comprender mejor la intensidad real del problema y orientar las políticas públicas hacia los territorios con mayor exposición relativa.
España en el contexto europeo de seguridad contra incendios
A nivel europeo, España mantiene una posición relativamente favorable, con una media de 4,37 fallecidos por millón de habitantes. Este dato sitúa al país en niveles similares a Alemania y Portugal, y ligeramente por encima de Francia. Sin embargo, todavía existe un margen significativo de mejora si se comparan los resultados con países como Suiza o los Países Bajos, donde las cifras son notablemente inferiores.
La diferencia radica, en gran medida, en la implantación generalizada de detectores de humo, sistemas automáticos de rociadores y una cultura preventiva más arraigada en el ámbito doméstico y comunitario.
Detectores de humo, normativa y futuro de la prevención
La obligatoriedad de instalar detectores de humo en viviendas de nueva construcción, prevista en la actualización del Código Técnico de la Edificación, representa un avance decisivo. Esta medida, junto con la promoción de sistemas de protección activa y pasiva, busca reducir de forma sostenida la mortalidad asociada a incendios en los próximos años.
La prevención también pasa por reforzar la coordinación de los servicios de emergencia, mejorar la investigación de las causas de los incendios y adaptar las normativas a los nuevos desafíos derivados de la transición energética y el aumento del consumo eléctrico en los hogares.
Seguridad doméstica como prioridad colectiva
La reducción de víctimas por incendios no es fruto del azar, sino del compromiso continuado con la prevención, la información y la adopción de medidas eficaces. Incorporar detectores de humo, revisar instalaciones eléctricas, evitar sobrecargas y contar con un extintor tipo abc o un extintor para casa adecuado son decisiones que salvan vidas y reducen el impacto de los sucesos más trágicos.
La seguridad contra incendios debe entenderse como una responsabilidad compartida entre administraciones, comunidades y ciudadanos, orientada a proteger lo más valioso: la vida humana.