Encastes de toros bravos

Encastes de toros bravos: historia, evolución y linajes que siguen marcando la bravura moderna

Los encastes de toros bravos representan uno de los elementos más fascinantes del campo bravo español. Comprender su origen, su evolución y su presencia actual en las ganaderías españolas y francesas nos permite conocer de primera mano cómo se ha forjado el toro de lidia tal y como hoy lo admiramos. En este recorrido analizamos, con rigor histórico, técnico y profesional, las castas fundacionales, los encastes históricos y los linajes modernos que siguen definiendo la bravura del siglo XXI.

Diferencia entre casta y encaste: conceptos esenciales del campo bravo

La casta se refiere al conjunto de características morfológicas y de comportamiento que definen a un toro. No hablamos solo del trapío o la presencia física, sino también de la bravura, la fijeza, la embestida y el temperamento, que hacen a un toro único y diferenciable de otro.

Por su parte, el encaste es el resultado de una selección dirigida por el ganadero a través de cruces entre animales de castas distintas o dentro de una misma línea. El objetivo puede ser mejorar cualidades, fijarlas o recuperar características que se desean potenciar según el concepto de bravura que maneje la ganadería. Si la casta es la raíz, el encaste es el árbol que se ramifica.

Este análisis de la estructura genética resulta indispensable para comprender el desarrollo de los distintos linajes, especialmente cuando nos adentramos en el universo de los encastes de toros bravos, donde cada familia mantiene un legado único.

Castas Fundacionales: las auténticas raíces del toro bravo

El toro de lidia actual nace de siete castas históricas. Son el origen genético y cultural del toro que vemos hoy en plazas de España, Francia y América. Algunas perduran; otras, por desgracia, se extinguieron.

Casta Jijona y Toros de la Tierra: las dinastías perdidas del centro peninsular

Surgidas en el siglo XVI en regiones cercanas a Madrid —Colmenar Viejo, Jarama, Toledo y Albacete—, estas castas dominaron los siglos XVII al XIX. Fueron muy apreciadas por su bravura seca y su movilidad constante. Sin embargo, la llegada del siglo XX, junto con la devastación de la Guerra Civil, provocó su extinción. La falta de recursos, la desorganización rural y la pérdida de sementales y vacadas hicieron imposible su recuperación.

Casta Morucha Castellana: la bravura del Duero

Originaria de la cuenca del Duero y vinculada a la histórica ganadería de El Raso del Portillo (Valladolid), esta casta ya existía en el siglo XV. Su desaparición llegó más temprano que la de otras, tras un sacrificio masivo en el siglo XIX. Representaba una bravura limpia, noble y típica de tierras castellanas.

Casta Navarra: la esencia norteña que resiste

Nacida en el siglo XVI en la ribera izquierda del Ebro, esta casta destacó en el siglo XVII y parte del XVIII. Su toro, de menor tamaño pero de enorme fiereza, viveza y resistencia, quedó relegado con la tauromaquia moderna, que exigía mayor volumen y espectáculo en la muleta.

A pesar de ello, sigue viva en festejos populares de Navarra y Aragón, donde mantiene su espíritu indómito.

Casta de Cabrera: el linaje que sobrevive gracias a Miura

Procedente de Utrera y formada con reses adquiridas a dominicos y cartujos, esta casta vivió un largo periodo de esplendor en los siglos XVIII y XIX.
Hoy, su única heredera directa es la legendaria ganadería de Miura, símbolo mundial del toro serio, largo, musculado y de embestida temible. Su supervivencia se debe al riguroso mantenimiento de su pureza genética.

Casta Gallardo: una casta de gran influencia, aunque hoy mestizada

Originaria también del XVIII y con posibles aportaciones de sangre navarra, surgió de adquisiciones a frailes del Puerto de Santa María. 

Aunque durante décadas fue muy influyente, hoy sus descendientes son el resultado de mezclas con otras castas, especialmente visibles en la ganadería Partido de Resina (antigua Pablo Romero). Este tipo de evolución de líneas y familias continúa presente en muchas explotaciones actuales, como ocurre en cualquier ganaderia de reses bravas de referencia que trabaja por preservar la genética original del campo bravo.

Casta Vazqueña: la preferida de reyes

Nacida en Utrera y enriquecida con aportes de la Casta Vistahermosa, alcanzó su fama en el siglo XIX, llegando a ser la casta de la vacada de Fernando VII. Hoy se conserva casi en pureza en Tomás Prieto de la Cal (Huelva) y Concha y Sierra (Francia), auténticos museos vivos de la bravura antigua.

Casta Vistahermosa: la madre del toro bravo moderno

Es la casta dominante en la actualidad. Surgida en la segunda mitad del siglo XVIII, su flexibilidad, su bravura templada y su capacidad de embestida permitieron que fuese la base de la mayoría de encastes que existen hoy. De ella provienen las grandes líneas actuales: Domecq, Núñez, Santa Coloma, Albaserrada, Murube, Parladé, entre muchas otras.

Encastes de toros bravos en la actualidad

El siglo XX fue el gran laboratorio genético y ganadero del toro bravo moderno. La mayoría de los encastes actuales proceden de la Casta Vistahermosa, aunque con matices muy marcados.

Encaste Albaserrada: sobriedad, seriedad y emoción

Procede de los encastes Saltillo y Santa Coloma. Sus toros destacan por su pelaje cárdeno, su seriedad y su embestida exigente. Hoy están representados principalmente en la ganadería de Victorino Martín, símbolo de emoción y autenticidad en la plaza.

Encaste Atanasio Fernández y línea Lisardo Sánchez

Nacido de un cruce entre Vistahermosa y Conde de la Corte, el encaste Atanasio se caracteriza por toros amplios de sienes, de embestida suave y fondo de bravura.

Su famosa vertiente Lisardo Sánchez aportó nobleza y regularidad, así como una presentación acorde al tipo morfológico definido históricamente. Esta variedad de biotipos permite observar diferencias significativas incluso en parámetros esenciales como cuanto pesa un toro bravo, un dato que varía de forma notable entre linajes.

Encaste Conde de la Corte: toros de clase y humillación

Descendiente directo del encaste Parladé, este encaste es reconocido por su nobleza profunda y embestida humillada. Ha sido la base para múltiples ganaderías modernas.

Encaste Contreras

Procedente de Vistahermosa, generó toros de gran movilidad y temperamento, muy apreciados en el siglo XX.

Encaste Gamero-Cívico

Al igual que Conde de la Corte, nace de la línea Parladé. Produjo toros de gran clase y buen estilo, esenciales para la tauromaquia moderna.

Encaste Hidalgo-Barquero: uno de los más antiguos aún conservados

Formado en 1825 con sangre Vazqueña y Cabrera, mantiene características muy clásicas del toro añejo: fiereza seca, movilidad y poder.

Encaste Juan Pedro Domecq: el encaste más extendido del mundo

Es la base de la mayoría de las ganaderías actuales.
Procedente de Vistahermosa, se subdivide en múltiples líneas, entre ellas Osborne, Marqués de Domecq, Jandilla, El Torero y muchas más. Se caracteriza por su nobleza, duración y regularidad, muy adecuadas para la lidia moderna.

Encaste Murube-Urquijo: elegancia para la lidia a caballo

Muy vinculado al rejoneo, produce toros armónicos, de embestida suave y templada. Procede directamente de Vistahermosa.

Encaste Núñez: movilidad y clase

Descendiente del encaste Parladé, destaca por su embestida alegre, calidad y profundidad. Sigue siendo muy solicitado por toreros de concepto clásico.

Encaste Pedrajas

Otro hijo directo de Parladé, con toros de buena clase y ritmo.

Encaste Saltillo: la dureza que inspira respeto

Nacido en 1854, sus toros son tradicionalmente cárdenos, finos y de comportamiento muy exigente. Fue uno de los pilares del siglo XIX y sigue vivo en ganaderías como Moreno Silva.

Encaste Santa Coloma: uno de los más respetados por los aficionados

Procedente también de Vistahermosa, cuenta con tres líneas:

  • Buendía
  • Graciliano Pérez-Tabernero
  • Coquilla

Se caracteriza por su tipo fino, su seriedad y su embestida inteligente.

Encaste Torrestrella

Derivado del encaste Parladé, ofrece toros de movilidad y presencia. Muy apreciado en plazas importantes.

Encaste Urcola, Vega-Villar y Villamarta

Tres encastes descendientes de Vistahermosa, cada uno con características propias, pero unidos por su regularidad y su importancia histórica en la primera mitad del siglo XX.

Un patrimonio vivo que sigue evolucionando

Los encastes de toros bravos son un tesoro genético e histórico que continúa vivo gracias al trabajo de generaciones de ganaderos. En ellos no solo se preserva la bravura, sino también la cultura, la tradición rural y la identidad de un animal único en el mundo.