Caldas de Reis arde a la hora de comer: la cocina de una tapería se convierte en infierno en minutos

Caldas de Reis arde a la hora de comer: la cocina de una tapería se convierte en infierno en minutos.

Un sábado cualquiera que se tornó en pesadilla entre humo, llamas y evacuaciones

No era una jornada distinta a otras. El sol gallego asomaba con generosidad y los caldenses, en su habitual rutina de sábado, se repartían entre las terrazas y el bullicio apacible de la villa. Todo transcurría dentro del guion. Hasta que la una de la tarde trajo consigo un giro inesperado, brutal, devastador: una columna de humo gris y espesa, visible desde varios kilómetros, trepaba al cielo desde el mismísimo corazón de Caldas de Reis.

No era niebla. No era humo de churrasco. Era un incendio. Uno de esos que hacen temblar cristales, acelerar corazones y paralizar relojes. El epicentro: la tapería 5 Jotas, ubicada en pleno centro del municipio pontevedrés, donde el fuego arrasó en cuestión de minutos la cocina exterior y la terraza de madera, justo cuando el local bullía de comensales y actividad.

El incendio, de gran envergadura, no solo devoró lo visible, sino que amenazó con una crudeza insólita la seguridad de todo el edificio colindante, obligando al desalojo inmediato de los vecinos. Un suceso que deja claro, una vez más, que no basta con confiar en la rutina: hay que prevenir, proteger y actuar antes de lamentar.

Cuando la prevención es una obligación y no un gesto voluntario

A falta de confirmación oficial, las primeras hipótesis apuntan a un cortocircuito o a una freidora como origen del fuego. Sea cual fuere la causa, el resultado fue el mismo: una cocina devorada por las llamas, una terraza reducida a cenizas y un edificio vecino evacuado ante el avance del fuego.

Todo ello, en un entorno donde la prevención se da muchas veces por supuesta. Y ese es, quizás, el gran error. Porque la hostelería, por su propia naturaleza, acumula riesgos que solo pueden neutralizarse con sistemas eficaces y profesionales. Entre ellos, y como columna vertebral de la seguridad en cocina, se encuentra el sistema de extinción de incendios en campanas extractoras.

Este tipo de dispositivo, diseñado específicamente para atacar focos en campanas y conductos, actúa de forma automática al detectar un incremento crítico de temperatura, descargando el agente extintor sin necesidad de intervención humana. Y eso, en los minutos más críticos de un incendio, marca la diferencia entre una anécdota y una tragedia.

Extinción eficaz en cocinas: lo que marca la línea entre la alarma y la ruina

Si uno analiza la escena de Caldas de Reis, lo que salta a la vista no es solo la violencia del fuego, sino su rapidez para propagarse. La cocina exterior de la tapería, al aire libre pero en contacto con elementos inflamables (como madera y toldos), se convirtió en una trampa. Y la extinción campanas de cocina, tan ignorada como esencial, brillaba por su ausencia.

Los sistemas de extinción en este entorno no son un accesorio: son un escudo invisible que puede evitar pérdidas millonarias y tragedias humanas. Hoy, existen tecnologías específicas para campanas, filtros, freidoras y superficies calientes, que detectan y sofocan incendios incipientes con una rapidez quirúrgica. Su instalación debería ser no solo recomendable, sino legalmente obligatoria en todo local con actividad culinaria.

Extintores: la primera línea de defensa que pocos saben usar

A medida que las llamas avanzaban y los servicios de emergencia llegaban al lugar, quedó claro otro detalle doloroso: nadie en la tapería logró frenar el incendio en sus primeros instantes. Y eso nos lleva a una segunda verdad incómoda: la falta de información sobre extintores.

Tener un extintor colgado en la pared no es suficiente. Hay que saber qué tipo de agente contiene, en qué situaciones usarlo y cómo manipularlo sin poner en riesgo la vida propia. En locales como el 5 Jotas, donde hay aceites, grasas y aparatos eléctricos, los extintores de clase K y CO₂ son los únicos que pueden ofrecer resultados efectivos sin empeorar la situación.

Además, el personal debería estar formado para actuar con rapidez, reconociendo cuándo intervenir y cuándo evacuar. Cada segundo cuenta. Y en Caldas, el tiempo jugó en contra.

El humo no solo asfixia: también recuerda

Mientras los bomberos sofocaban las llamas, los vecinos miraban desde la acera los daños a sus ventanas, persianas y fachadas. Algunos con lágrimas, otros con incredulidad. La imagen de una tapería ardiendo, con toldos colapsados y estructuras calcinadas, no se olvida fácilmente. Ni se perdona. Porque muchos de estos daños podrían haberse evitado con medidas de protección pasiva bien diseñadas.

Nos referimos a materiales ignífugos, barreras cortafuegos, sensores de humo interconectados y, sobre todo, planes de evacuación ensayados. Nada de esto es ciencia ficción. Está al alcance de cualquier negocio que entienda que el fuego no da segundas oportunidades.

No se juega con fuego, se le vence con prevención

El incendio en la tapería 5 Jotas de Caldas de Reis es una llamada de atención con nombre propio. Nos recuerda que los locales de hostelería son entornos de alto riesgo y que la seguridad no puede delegarse en la suerte. 

Desde los sistemas de extinción en campanas extractoras, pasando por la elección correcta de extintores, y la búsqueda de información sobre extintores, todo debe formar parte de un mismo lenguaje: el de la prevención real, no de escaparates.

Porque una columna de humo en el cielo de Caldas puede parecer anecdótica desde lejos, pero a pie de calle, entre llamas, evacuaciones y ruinas, es el infierno con olor a aceite quemado y decisiones aplazadas.