¿Alguna vez has tenido que hacer caso a la señal: “Rómpase en caso de incendio”? Señalización obligatoria para garantizar la seguridad contra incendios.
La seguridad contra incendios en edificios, industrias y comunidades requiere de una señalización clara, visible y normativa que oriente a cualquier persona en caso de emergencia. Entre los elementos más reconocibles, se encuentra la señal “Rómpase en caso de incendio”, cuya presencia es vital para acceder a equipos de extinción y sistemas de protección en el momento oportuno.
Esta señal no solo es un adhesivo o un cartel colocado en la pared, sino que constituye una herramienta de comunicación inmediata que indica dónde se encuentra el dispositivo necesario para combatir un incendio. Detrás de esta señal puede encontrarse un pulsador manual, un hidrante, un extintor o incluso una boca de incendio equipada, todos ellos diseñados para frenar la propagación del fuego en sus primeras fases.
La importancia de la boca de incendio equipada en la protección activa
Una boca de incendio equipada (BIE) es uno de los dispositivos que puede encontrarse tras la señal “Rómpase en caso de incendio”. Se trata de un sistema de mangueras conectado a la red de agua del edificio, con una presión suficiente para que cualquier persona, incluso sin formación profesional, pueda actuar frente a un conato de fuego.
Estas instalaciones se componen de una manguera semirrígida o plana, una válvula de apertura, una lanza de proyección regulable y una caja protectora. Son de uso sencillo, pero resultan altamente eficaces para la extinción en los primeros minutos del incendio, antes de que lleguen los equipos profesionales de bomberos.
Contar con una BIE señalizada adecuadamente permite que en el instante de la emergencia cualquier usuario pueda ubicarla con rapidez. Sin esta señal, el tiempo de reacción se alargaría y aumentaría el riesgo de que el fuego se descontrole.
Señales homologadas: “Rómpase en caso de incendio”
La señal “rompase en caso de incendio” pertenece al grupo de señalización normalizada en materia de seguridad. Según la normativa española y europea, su diseño debe respetar parámetros técnicos muy específicos:
- Colores normalizados: fondo rojo y texto blanco, que garantizan una visibilidad óptima.
- Dimensiones estándar: habitualmente 190 x 90 mm, aunque pueden variar según la instalación.
- Materiales resistentes: fabricadas en PVC rígido o vinilo adhesivo, soportan condiciones ambientales adversas.
- Homologación UNE e ISO: cumplen con las normas UNE 23035 y ISO 7010, que regulan el formato de señales de seguridad.
Su ubicación debe ser estratégica, a una altura visible (entre 1,60 y 2,20 metros) y en un punto libre de obstáculos. Un error común es colocar estas señales en lugares ocultos o recargados de objetos, lo que reduce drásticamente su eficacia en emergencias.
Diferentes tipos de boca de incendios y sus aplicaciones
Existen distintos tipos de boca de incendios, diseñados para adaptarse a las características de cada edificio y al nivel de riesgo. Los más comunes son:
- BIE de 25 mm con manguera semirrígida: permite un uso inmediato, ligera y fácil de manipular. Está indicada para oficinas, centros comerciales y edificios residenciales.
- BIE de 45 mm con manguera plana: más pesada y de mayor caudal, recomendada para entornos industriales, almacenes y lugares con gran carga térmica.
- Bocas exteriores de hidrante: instaladas en el exterior de naves industriales y complejos de gran extensión, pensadas para la conexión rápida por parte de los bomberos.
Cada tipo responde a un nivel de riesgo diferente, pero todos ellos requieren de mantenimiento periódico, señalización homologada y accesibilidad garantizada.
Función estratégica en la prevención y control del fuego
La combinación de señales como “Rómpase en caso de incendio” junto con los equipos que protegen, como las BIE y los extintores, permite estructurar una defensa activa contra incendios. Estos sistemas actúan en las fases iniciales, donde la rapidez es determinante para evitar la propagación.
Entre las principales ventajas de esta señalización destacamos:
- Reducción del tiempo de respuesta: guía a cualquier persona hacia el dispositivo en cuestión de segundos.
- Evita mal uso: protege los equipos de accesos indebidos o manipulaciones innecesarias.
- Cumplimiento normativo: indispensable en inspecciones oficiales de seguridad.
- Confianza para los ocupantes: saber dónde actuar aporta seguridad en entornos de alta concurrencia.
Normativa vigente y obligaciones legales
El uso de señales contra incendios está regulado principalmente por el Real Decreto 513/2017, que aprueba el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI). A este se suman las normas UNE e ISO, que estandarizan tanto el diseño como la colocación de los carteles.
Las empresas, comunidades y establecimientos abiertos al público están obligados a instalar estas señales en todas las zonas donde se ubiquen equipos de protección activa. El incumplimiento puede derivar en sanciones, cierres temporales e incluso responsabilidades civiles en caso de accidente.
Accesibilidad, mantenimiento y coste
Otro aspecto a tener en cuenta es la revisión periódica de estas señales. Con el paso del tiempo, pueden perder color por la exposición solar, despegarse o quedar cubiertas accidentalmente. Por ello, dentro del mantenimiento general de los sistemas contra incendios, se incluye la inspección visual y la reposición de cartelería deteriorada.
En cuanto al precio, las señales “Rómpase en caso de incendio” son muy asequibles: desde menos de 1 euro en proveedores homologados. Pese a su bajo coste, su papel es determinante para garantizar la seguridad en cualquier espacio.
Un pequeño elemento que salva vidas
La señalización en seguridad contra incendios es mucho más que un requisito legal. Un simple cartel como “Rómpase en caso de incendio” puede significar la diferencia entre una intervención rápida y un incendio descontrolado.
Además, la boca de incendio equipada y los diferentes tipos de boca de incendios son herramientas esenciales que, junto a esta señalización, permiten a los ocupantes de un edificio responder con rapidez y eficacia.
En definitiva, se trata de un elemento sencillo, económico y discreto, pero absolutamente indispensable para preservar vidas y bienes. Mantenerlo visible, homologado y en buen estado es una obligación de todos los responsables de instalaciones.