Ignifugación de estructuras y textiles: en qué se diferencian y qué norma seguir

Ignifugación de estructuras y textiles: en qué se diferencian y qué norma seguir

En un contexto donde los incendios se convierten en una amenaza creciente —tanto en espacios urbanos como en zonas naturales—, la ignifugación de materiales es mucho más que un simple trámite técnico: es un compromiso ineludible con la seguridad y la prevención. Pero en este terreno tan especializado, no cabe la confusión: ignifugar una estructura portante no es lo mismo que proteger un tejido textil. Ambas tareas requieren tratamientos específicos, normativas distintas y profesionales altamente cualificados. Por ello, conocer las diferencias es fundamental para garantizar la eficacia real de las medidas contra incendios.

En este sentido, es imprescindible contar con la asesoría y ejecución de empresas de ignifugaciones que ofrezcan soluciones técnicas certificadas y adaptadas a cada tipo de material.

¿Qué es la ignifugación y cuál es su verdadera importancia hoy?

La ignifugación es el proceso que modifica las propiedades inflamables de un material, reduciendo su capacidad de combustión o retardando el tiempo que tarda en arder. Este retardo es clave para ganar minutos valiosos que permitan la evacuación, la intervención de emergencias y evitar la propagación de las llamas.

Los riesgos que plantean una estructura metálica, de madera o un textil son muy diferentes, y por tanto, el tratamiento debe ser igualmente específico. Además, el marco legal y las normativas vigentes establecen requisitos claros y diferenciados que deben respetarse para garantizar la máxima seguridad.

Ignifugación de estructuras: la garantía contra el colapso

Los materiales empleados en la estructura de un edificio tienen un papel clave para la integridad física del inmueble en caso de incendio. Aunque algunos, como el acero, no son fácilmente inflamables, pierden resistencia mecánica al superar los 500 °C. La madera, por su parte, arde directamente, y el hormigón puede sufrir daños por el calor prolongado.

La ignifugación estructural busca entonces evitar o retrasar el colapso del edificio, proporcionando el tiempo necesario para que los equipos de rescate actúen eficazmente.

Entre los tratamientos más comunes destacan:

  • Pinturas intumescentes: que al contacto con el calor forman una espuma aislante que protege el material.
  • Morteros ignífugos: aplicados en capas, protegen y aíslan térmicamente.
  • Paneles rígidos: fabricados con materiales como silicato cálcico o lana de roca, usados para recubrimientos resistentes al fuego.

Las estructuras deben cumplir con estrictas normativas, como el Documento Básico DB-SI del Código Técnico de la Edificación y la norma UNE EN 13381, que define los métodos de ensayo para verificar la resistencia al fuego de materiales. Además, el Reglamento de Seguridad Contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI) regula especialmente los espacios industriales.

Cuando la estructura incluye madera, la norma UNE EN 13501-2 regula la clasificación en cuanto a reacción y resistencia al fuego. Es fundamental que cada proyecto cuente con un certificado que detalle el tratamiento aplicado, la superficie protegida y su duración. Además, las revisiones periódicas garantizan el mantenimiento eficaz de la protección.

Ignifugación de textiles: frenar la propagación y salvar vidas

Los textiles en espacios públicos y comerciales, como cortinas, tapicerías o moquetas, representan un vector de propagación del fuego muy peligroso. Aunque no sostienen estructuras, pueden transformar un local en una trampa mortal si no están adecuadamente protegidos.

Los tratamientos para textiles suelen ser impregnaciones con productos químicos a base acuosa, pulverizaciones o el uso de tejidos ignífugos de fábrica. Sin embargo, estos tratamientos suelen perder eficacia con el tiempo debido al uso, lavados o condiciones ambientales.

Por ello, es imprescindible realizar renovaciones periódicas, normalmente cada 1 o 2 años, salvo que se trate de textiles con ignifugación permanente certificada.

La normativa clave para los textiles es la UNE EN 13773, que evalúa la inflamabilidad de los tejidos y su clasificación. También son relevantes las normas UNE EN 1101 y UNE EN 1102, que miden la inflamabilidad vertical y horizontal respectivamente.

El desconocimiento de estas particularidades puede llevar a un grave error de seguridad. Un caso real como el incendio en Sevilla demuestra que una ignifugación inadecuada o mal mantenida puede desencadenar consecuencias fatales, tanto humanas como materiales.

Diferencias clave entre ignifugación de estructuras y textiles

Aspecto Ignifugación de Estructuras Ignifugación de Textiles
Objetivo Evitar colapso estructural Evitar rápida propagación del fuego
Técnicas Pintura intumescente, mortero, paneles rígidos Impregnación, pulverización, tejidos tratados
Normativa CTE DB-SI, UNE EN 13381, RSCIEI UNE EN 13773, UNE EN 1101, UNE EN 1102
Durabilidad Alta, con revisiones periódicas Baja, requiere renovación frecuente
Ámbito obligatorio Obra nueva y reformas Locales públicos, hoteles, espacios con gran afluencia

Certificados de ignifugación: documentación imprescindible

No es suficiente afirmar que un material está ignifugado: la legislación exige certificados técnicos emitidos por empresas acreditadas que recojan datos clave como:

  • Producto aplicado y referencia técnica.
  • Normativa bajo la que se realizó el ensayo y clasificación.
  • Fecha de aplicación y duración estimada del tratamiento.
  • Identificación y registro del técnico responsable.

La ausencia o falsificación de esta documentación puede conllevar sanciones severas, que van desde multas importantes hasta la suspensión de licencias o cierre cautelar del establecimiento.

Ignifugación no es un lujo: es una obligación vital

Por lo tanto, la ignifugación de estructuras y textiles es un pilar básico para la protección frente a incendios. No es un mero requisito legal ni un coste opcional: es la diferencia entre un desastre controlado y una tragedia irreversible.

Ignorar las diferencias entre los tratamientos y normativas aplicables, o confiar en soluciones genéricas, supone un riesgo inaceptable. Por ello, recomendamos siempre acudir a profesionales certificados y confiar únicamente en empresas de ignifugaciones con experiencia demostrada y el respaldo normativo necesario.

Así, además de cumplir con la ley y evitar sanciones, se garantiza la seguridad de las personas, la integridad de los bienes y la tranquilidad de quienes habitan o gestionan esos espacios.